El enfoque “Acción sin daño” (Do-No-Harm) es un principio y una metodología para reconocer, evitar y mitigar riesgos y consecuencias imprevistas (impactos no-deseados) de intervenciones de proyectos de la cooperación al desarrollo o de intervenciones de cualquier organización en un contexto. Acción sin daño" es un estándar mínimo para proyectos de la GIZ y el enfoque ofrece una metodología con pasos concretos para lograr la sensibilidad al contexto/conflicto durante la operación de un proyecto o una intervención. En el marco del proyecto PROFIL (2019-2024), la GIZ trabajó de manera progresiva en el enfoque “Acción sin Daño”: Primero, capacitó internamente su propio personal, desarrolló instrumentos, herramientas y materiales al respecto y transversalizó el enfoque en estructuras internas (por ejemplo, el proceso de la planeación operativa del proyecto).
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