En la compleja construcción del Estado boliviano, los pueblos indígenas y originarios -con su abigarrada diversidad de culturas y sistemas de gestión territorial destacan como protagonistas fundamentales de la historia nacional, dentro un escenario político atravesado por la sistemática exclusión indígena y movilizaciones sociales por su inclusión.
Así nace la participación social en el Estado: como necesidad de inclusión de la sociedad en las decisiones públicas y, como tal, se fue forjando en el proceso de las reivindicaciones de los pueblos indígenas y otros actores, que, en sus movilizaciones por la recuperación de la tierra, el territorio y los derechos fundamentales, lograron hacer de la participación social un principio básico, derecho fundamental y herramienta indispensable para la convivencia y el desarrollo sustentable.