El Panel Intergubernamental de Cambio Climático advierte que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben ser reducidas a la brevedad con el fin de evitar eventos catastróficos en el planeta. El Acuerdo de París hace una referencia clara a la Agenda 2030, cuyas acciones velan por un desarrollo resiliente, “sin dejar a nadie atrás”. Esta Agenda genera un gran desafío para todos los países. En particular para Bolivia, que tiene el reto de generar capacidades para un desarrollo resiliente con bajas emisiones de carbono. El Acuerdo plantea un nuevo ‘marco reforzado de transparencia’ para el seguimiento de los compromisos de los países en sus NDC, con lo cual se busca generar la confianza y la colaboración necesaria entre los países para alcanzar los objetivos establecidos.
El 2020 es clave, puesto que se cumplen cinco años desde las primeras NDC presentadas; por lo cual los países están llamados a revisar sus NDC y comprometer una mayor ambición en acciones y metas. El Plan de Desarrollo Económico y Social incorpora las metas y los compromisos de la NDC, de manera congruente con la lógica de buscar un desarrollo compatible con el clima, por lo que prioriza los sectores: agua, energía y bosques y agropecuaria planteando compromisos y metas específicas para cada uno de ellos.
El estudio muestra que el progreso en la implementación de compromisos en la NDC es diferenciado entre los sectores priorizados. Los avances son moderados en el sector agua y energía y existe la necesidad de replantear y precisar acciones, metas e indicadores para el sector bosques y producción agropecuaria. A su vez, el análisis desarrollado evidencia que Bolivia cuenta con un marco para la implementación de la NDC a partir del desarrollo normativo e institucional en torno a la Madre Tierra, la gestión del riesgo y el cambio climático, pero existen desafíos fundamentales para cumplir con los compromisos adquiridos en el marco de su NDC y del AdP.