
Como podremos apreciar a lo largo del texto, más allá de que normativamente se hayan realizado acciones afirmativas para garantizarles a las mujeres espacios de representación en la política, esto no ha impedido que la violencia se traslade a estos nuevos escenarios. Amenazas, hostigamiento, insultos, coacción, persecución, secuestros y asesinatos son parte de la gama de delitos que se han perpetrado contra las mujeres políticas, ya sea en su calidad de candidatas o de representantes electas, para impedir que ejerzan sus funciones.